Si eres agricultor o productor agrícola, sabes que la clave del éxito no está solo en sembrar bien, sino en alimentar bien a tus plantas. El amoníaco sulfato (grado caprolactama) es una herramienta poderosa que puede transformar tu campo en una fuente confiable de producción.
Con un contenido de nitrógeno del 21% y azufre del 24%, el amoníaco sulfato ofrece una proporción única de nutrientes esenciales. A diferencia del urea, se disuelve rápidamente en agua y es absorbido por las raíces sin perderse en el suelo. Esto significa que más del 85% del nitrógeno llega donde debe ir —¡no se desperdicia!
| Fertilizante | Eficiencia de absorción (%) | Mejora del rendimiento (%) |
|---|---|---|
| Amoníaco sulfato | 85–90% | +18–25% |
| Urea tradicional | 60–70% | +10–15% |
El azufre no solo mejora la estructura del suelo, sino que también fortalece el sistema inmunológico de las plantas. Según Dr. Ana López, especialista en nutrición vegetal en la Universidad de Córdoba:
“En campos con deficiencia crónica de azufre, el uso de amoníaco sulfato reduce enfermedades como la roya del trigo en hasta un 40%. Es una inversión en salud del cultivo, no solo en rendimiento.”
Y los agricultores lo confirman: en un estudio realizado en Andalucía con arroz, el uso de amoníaco sulfato durante la etapa de formación de espigas aumentó el rendimiento promedio de 3.2 toneladas por hectárea a 4.1 toneladas —una mejora real de +28%.
Aplica el amoníaco sulfato en dos momentos clave:
⚠️ Importante: no lo mezcles con cal o fosfatos solubles directamente —puede causar precipitados que bloquean la absorción. Usa siempre agua limpia y aplica bajo sombra o al atardecer para evitar volatilización.
Recuerda: la ciencia del abono = estabilidad + rentabilidad. Cada hectárea que aplicas correctamente puede generar hasta 70 kg más de producto por acre, especialmente en cultivos intensivos como maíz, papa o hortalizas.
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